lunes, 16 de diciembre de 2013

Comentario de Medina Azahara






 Os dejo el comentario de Medina Azahara, realizado por Celia Vargas Salazar

Madinat al-Zahra es una ciudad islámica de 112 ha de superficie. Fue mandada construir por el primer califa de al-Andalus, Abd al-Rahman III en el año 936 ó 940, como regalo a su esposa favorita, Azahara. Como residencia personal y sede del gobierno, la zona palaciega albergaba las viviendas de los dignatarios más importantes y el conjunto de los órganos administrativos del Estado, que fueron trasladados desde Córdoba. Durante los reinados de Abd al-Rahman III y al-Hakam II, la ciudad se convirtió en la capital de al-Andalus y por sus salones desfilaron los embajadores procedentes de los países mediterráneos y de la actual Centroeuropa.
Madinat al-Zahra es considerada como una de las cumbres del arte islámico, tanto por su estructura y disposición urbana como por la diversidad de sus materiales, las soluciones arquitectónicas empleadas y la extraordinaria riqueza y calidad de sus programas decorativos.
Se dispone la ciudad en tres terrazas rodeadas por una muralla, de las cuales el Alcazar se situaba en las dos más altas y el resto de estancias, viviendas y la mezquita, en la inferior. Abd al-Rahman no escatimó en materiales para lograr el efecto buscado: la insignia del poderoso reino que gobernaba. Ricos mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además del cuidado trabajo artesanal de los mejores canteros y las legendarias contribuciones bizatinas
Parte del alcázar tenía carácter público y era donde se sucedían las visitas oficiales. En la parte más alta se sitúa el Salón Alto, dispuesto en cinco naves con arcadas. Más abajo se encuentra el Salón Rico. La estancia se divide en tres naves con arcos de mármol rojo y azulado, siendo las laterales ciegas y abierta la central. La decoración de ataurique (motivos vegetales labrados) y la riqueza e los materiales han configurado el nombre del engalanado recinto, completado con baños y abierto al Jardín Alto, de gran hermosura. Se desarrolla este jardín en cuatro zonas, quedando el punto de intersección ocupado por un pabellón y cuatro albercas. Una de éstas, la enfrentada al Salón Rico ha pasado a la leyenda por cobijar en su interior mercurio y bañar el grandioso recinto con destellos de mil colores.
Otras de las estancias que destacan son: la mezquita Aljama, orientada hacia La Meca. Consta de un patio porticado en tres de sus lados y una sala de oración de cinco naves longitudinales separadas por arquerías perpendiculares al muro de quibla. Existía un pasadizo directo desde el alcázar hasta la maxura, para el acceso del califa. Sólo el espacio de la maxura, reservado al califa, se pavimentó con losas de barro, cubriéndose con esteras el suelo terrizo del resto del oratorio. El alminar de planta cuadrada al exterior y octogonal al interior, se ubica junto a la puerta norte del acceso al patio.  
El patio de los pilares, se trata de uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del palacio. No se conoce con precisión cuál fue la función y el uso al que estuvo destinado este conjunto, aunque su posición central en el sector privado del palacio, próximo a las residencias califales, parece indicar un carácter residencial. Se organiza en torno a un gran patio rodeado de pilares cuadrados. En todos los lados, salvo en el meridional, se disponen grandes estancias alargadas con alcobas extremas. El ángulo noreste lo ocupan dos letrinas precedidas por un pequeño patio.
Salón de Abd al-Rahman III, identificado con uno de los grandes salones de recepción existentes en la ciudad, el llamado Salón Oriental, este edificio fue el marco arquitectónico destinado a la celebración de recepciones políticas por parte del califa. La planta es basilical, con un núcleo de tres naves longitudinales separadas por arquerías y un pórtico delantero, de seis arcos, abierto al jardín. A ambos lados se disponen grandes estancias alargadas con salas cuadradas en sus extremos. El edificio fue mandado construir por el califa Abd al-Rahman III, como atestigua la abundante epigrafía de su  interior. Su característica más señalada es la extraordinaria decoración, labrada en placas de piedra adherida a los muros, que se extiende a la totalidad de los paramentos internos y a la fachada que da al jardín. En este programa ornamental destacan, por su originalidad e innovación, los grandes tableros vegetales situados en la parte inferior de la composición.
El recinto sufrió grandes destrozos a través de las sucesivas guerras que asolaron Al-Andalus a principios del siglo XI, transformando en ruinas Madinat al-Zahra. El esfuerzo por crear una ciudad ideal tan sólo duró setenta años, efímera vida para la que fuera "la favorita" del primer califa.

1 comentario:

  1. Buen comentario, el más completo que he encontrado; ha sido de gran ayuda para un trabajo. ¡Gracias!

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