lunes, 16 de diciembre de 2013

Mosaicos de Justiniano y Teodora en Ravena






Os dejo el comentario de las obras, realizado por Francisco Pascual Cruz

Uno de los conjuntos que muestra con mayor claridad el esplendor del arte bizantino es la iglesia de San Vital de Ravena (Italia), cuya construcción finalizó en el año 547. En ella se alberga una importante colección de mosaicos que demuestran rotundamente la maestría y la perfección a la que llegaron los musivarios bizantinos.

Destacan los dos paños que representan en el interior del ábside a los emperadores Justiniano yTeodora, acompañados de sus respectivos séquitos, realizando una ofrenda en el propio templo (influencia del Ara Pacis y la Procesión de las Panateneas de Fidias.
Ninguno de ellos visitó jamás la iglesia, porque nunca estuvieron en Ravena y, sin embargo, estas son las únicas representaciones que nos han llegado del emperador y su esposa. Son una especie de "retratos oficiales", con cierta idealización, con 1500 años de antigüedad.

Los dos conjuntos presentan numerosas semejanzas: todas las figuras aparecen mostradas de frente, con los pies dispuestos en v y con miradas bastante penetrantes, pero hay cierta rigidez en ellos. No existe perspectiva, sustituida en el mosaico de Justiniano por un fondo de color verde y dorado y, en el de Teodora, por una decoración arquitectónica en la que podemos ver una hornacina. En este caso, a la izquierda, se encuentra una cortina que está en parte descorrida y deja entrever un espacio posterior, dispuesto en negro.

Los personajes principales van vestidos con ropajes ricos, que simbolizan su superioridad en la jerarquía bizantina. Sus clámides son de color púrpura, atributo exclusivo de la dignidad imperial; ambos llevan coronas y sendos nimbos rodean sus cabezas. Por lo que podemos apreciar aquí una alusión al doble poder del emperador: el terrenal (la corona) y el espiritual (el nimbo), éste en su condición de representante de Dios en la tierra. La presencia de los Reyes Magos en la clámide de Teodora es una alusión más a la realeza imperial. Pero ambos acuden a la ceremonia de consagración del templo (en el que, recordemos, nunca estuvieron) y lo hacen portando ofrendas: Justiniano una patena y Teodora un cáliz, los dos de oro. Los dos se dirigen hacia un Dios Cosmocrator situado en el centro. Se simboliza así que por encima de los emperadores se halla el poder de Dios.


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